Comencé a trabajar profesionalmente en juegos en 2015. Dejé mi ingreso haciendo algo aburrido (reparar maquinaria y hacer software administrativo) para aprender a ganar algo de dinero creando productos de entretenimiento y ofreciendo servicios creativos.
No puedo decir que inmediatamente logré tener el mismo nivel de vida. Incluso hubo épocas en que fue difícil pagar los gastos y me cuestioné constantemente lo que estuve haciendo.
Intenté muchas cosas, algunas muy riesgosas aunque sabía lo que implicaba, algunas cobardes que me hicieron arrepentirme un poco. Otras fueron sorpresivas y hasta decepcionantes. Unas más funcionaron bastante bien y hoy me han permitido llegar hasta acá y seguir intentándolo. Hay muchas anécdotas y aprendizajes que puedo compartir en esos 8 años. Algunas las he compartido en el podcast https://sembrandojuegos.com, otras se quedaron en blogs personales, micro-blogging, o en charlas en un café.
Encontré que no tenía un espacio para escribir sobre juegos. Está el blog de Sembrando Juegos, aunque se orientó más como un medio, que como una charla que viene desde el diseñador. Una perspectiva personal.
Tras ánimos renovados y tomarme unos meses para reflexionar, retomo Gemu Lab que es mi proyecto para creación de juegos. Es una ‘marca personal’, en el sentido que actualmente Gemu Lab es Emmanuel, y yo quiero que Gemu Lab exista, sobreviva y crezca. He apoyado a otras marcas, aunque mi nombre Emmanuel y mi estudio Gemu Lab, fueron olvidados aspirando a algo más grande, como Murparty Games, Unboxed Games, Oh my games, entre otros.
Para crear juegos se necesitan varias cosas: Recursos de sobra como tiempo y dinero. Motivación de sobra para intentar algo que puede no funcionar. Experiencia en forma de intentos, errores y éxitos.
Una de las cosas necesarias, que me ha costado trabajo ‘crear’ ha sido una buena base de jugadores. Un juego sin jugadores se queda en una buena idea, algo que podría ser genial, aunque nunca demuestra que lo fue.
Y también ayuda mucho una comunidad de creadores. Este punto da para mucho de qué hablar. Es un tema sensible en un ambiente competitivo, queremos que la comunidad crezca, queremos ayudar y al mismo tiempo no es nuestra prioridad. Lo crítico es sobrevivir, llevar ingreso a la familia, y eso está por encima de las creaciones de nuestros amigos. Y al mismo tiempo no queremos sentirnos solos y vacíos. He aprendido mucho sobre ello, aunque lo compartiré en otro texto después.
A todo esto, me viene a la mente algo relevante: No podemos dejar de crear juegos. Tanto por pasatiempo, como por profesión, nos gusta mucho poner tiempo, mente y corazón en el proceso creativo. Nos encanta diseñar, crear textos, imágenes, hablar sobre los productos, jugarlos. Ver a nuestros amigos crear cosas. Inspirarnos por desconocidos. Y algo paradójico, aunque relevante. Nos gusta convertir nuestro pasatiempo en nuestra profesión. O por lo menos el pasatiempo de los demás en nuestra profesión.
La primera lección es que hay miles de formas de hacer juegos profesionales. La que me interesa es hacerlo de forma auto-sostenible. No como un costoso pasatiempo, no solamente por amor al arte. Sí, el amor es importante, aunque no es lo único.
Este camino como creadores profesionales es interesante y apasionante. En este blog quiero escribir (en español) sobre crear y sobre las creaciones terminadas. Quiero compartir los aprendizajes que llegan al intentar constantemente crear algo que no existía, que guste a la gente tanto que den su confianza en forma de atención y dinero.
Por ello me encuentro diseñando mi forma de hacer juegos, la que me llena como creador. La que me hace sentir ético, pleno, inspirado, exitoso y conectado.
Nos leemos pronto.
– Emmanuel P L
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